Cuando clara reconozco la luz de sus palabras
y brillan en mis manos los ríos de las causas,
el ser en mí lo capta
y cruzo una mampara de mi misma, simplemente,
transformada.
Cuando gris la bruma cae y a mi mente empaña
y busco alguna seña de la senda para andarla,
mi Padre vuelca el agua
y llueve con mi madre que es Sophia, sobre todos,
su enseñanza.
Cuando el agua de Sophia alcanza nuestra alma,
la luz se hace presente
y brilla la esperanza,
el cielo se sonríe
y cantan los ejércitos celestes, y yo escucho,
sus palabras.
1° prix Concours de poésie GFU Santiago de Chili
(1997)
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